sábado, 19 de febrero de 2011

La época dorada del diamante. Kolmanskop (Namibia)

Cuenta la historia que en los primeros años del siglo XX, cuando la región africana de Namibia era todavía colonia alemana, un empleado local en la construcción de la vía férrea llamado Zacarías Lewala encontró una piedra brillante; el trabajador, sin saber muy bien lo que tenía entre manos, se la mostró a su supervisor alemán y éste rápidamente fue consciente de la magnitud del hallazgo, se trataba de un diamante en bruto.

El patrón de la obra se apresuró para verificar la autenticidad del mineral con un geólogo. A partir de este mismo momento, el gobierno alemán se hace con el control del territorio para la explotación de diamantes y se restringe el acceso a la zona fundando el llamado "Sperrgebiet" (Zona prohibida o Zona Diamante 1).



En 1908 se funda la ciudad de Kolmanskop en las inmediaciones del "Sperrgebiet" para facilitar el alojamiento a los empleados y, sobre todo, a los empresarios alemanes que se beneficiaban de la explotación. El estilo arquitectónico, visible todavía en la actualidad, estaba inspirado en las casas típicas de los adinerados germanos.

Durante la década de 1920 el sector está en su mejor momento y aumentan las viviendas de la ciudad, se convierte en una de las zonas más prósperas y envidiadas del continente. La localidad, todavía bajo dominio alemán, crea instituciones públicas y ofrece cada año más servicios a sus habitantes para conseguir que su estancia sea más agradable. En este período los vecinos llegan a disponer del primer tranvía de África, central eléctrica, colegios, salones de baile, casino, bolos, gimnasio, panadería, carnicería, sala de conciertos, teatro... y un hospital que cuenta con las tecnologías más novedosas del momento, como por ejemplo los rayos X, primer aparato de radiología en el sur del continente.



Casi 300 alemanes se hacen ricos en cuestión de pocos años a costa de explotar a cerca de 1.000 trabajadores locales empleados en la búsqueda del mineral, pero la época dorada de los colonos racistas en Kolmanskop no dura demasiado.

La ansiada joya se va agotando poco a poco y en 1928 se descubren nuevos yacimientos de diamantes ubicados más al sur. Los exploradores abandonan el poblado de forma progresiva buscando incrementar su fortuna, en 1956 ya no queda ni un sólo habitante.

Desde la década de los 80 la zona está abierta al turismo, pero dado que todavía continúa siendo una zona restringida, se requiere un permiso para acceder a la ciudad. La arena del desierto ha invadido todas las viviendas y Kolmanskop es un testigo en el tiempo del progreso y la decadencia de una de las sociedades coloniales africanas más ricas del siglo XX.





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