lunes, 7 de febrero de 2011

Censos bien cebados en Galicia

Una vez más asistimos atónitos al bochornoso espectáculo de las elecciones municipales y el repentino aumento del censo electoral. Los datos demográficos de Galicia demuestran que año tras año sus localidades pierden habitantes; el envejecimiento poblacional, la escasa tasa de natalidad y la progresiva desaparición del desarrollo empresarial son datos más que indicativos para autoconvencerse de que el incremento de vecinos no está dentro de la normalidad.

Todo esto sigue sucediendo a pesar de que la reforma de la Ley Órgánica del Régimen Electoral General elimina el derecho a voto de los emigrantes en los comicios municipales del próximo mes de mayo. Algunos políticos gallegos se pasan de "listos"; con mucha astucia y artimañas consiguieron incrementar el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) en más de 16.500 personas durante el año 2010, previamente a la entrada en vigor la citada reforma electoral, suponiendo el mayor incremento del CERA en España.

¿De qué estamos hablando entonces? Pues de que aproximadamente un 20% de personas que no viven o nunca han pisado Galicia, influyen notablemente en la elección los líderes locales de casi 200 concellos.
Cuando saltó la noticia de esta reforma, visité diferentes foros de discusión sobre el tema. Muchos votantes residentes fuera de España (la mayoría sitos en Cuba y Argentina) se quejaban de que tenían propiedades en tierras gallegas y de que estaban en su derecho de decidir quién era el candidato ideal para hacerse cargo de sus impuestos. La verdad, no obstante, es muy diferente.

En realidad lo que sucede es que el porcentaje de emigrantes que posee rentas en la comunidad es muy bajo en relación a la gente que vota; tanto hijos como nietos de expatriados tienen el derecho a solicitar la nacionalidad española aunque no hubiesen pisado la península ibérica ni mantengan algún tipo de contacto con la tierra de sus antepasados, es decir, aunque no les importe ni lo más mínimo lo que pasa o deja de pasar en España y ni siquiera sepan el nombre de los candidatos a la alcaldía ni su programa electoral.

Para todos los españoles que procedemos de una comunidad autónoma y vivimos en otra, esto supone la inmoralidad e injusticia más grande que hayamos visto en democracia. ¿Cómo puede ser que esta gente decida el futuro de nuestros pueblos mientas que nuestros padres, abuelos y tátarabuelos han vivido y pagado impuestos toda la vida en nuestra tierra? ¿Sabe más de los problemas municipales el nieto de un emigrante que partió a otro país hace 60 años que yo? ¿Es posible que esto siga sucediendo en pleno siglo XXI? Pues sí amigos, hecha la ley hecha la trampa, el censo electoral engordó antes de la entrada en vigor de la reforma, por lo que los que visitamos con frecuencia nuestra localidad no podremos votar, pero sí podrá hacerlo el señor X que desconoce que en mi municipio desaparecieron las pocas empresas que daban trabajo a los vecinos, que existe clientelismo político, que los impuestos son mayores que los de otras localidades con mejor calidad de vida y economía, que todo está por y para el servicio de unos pocos, etc.

Todo esto unido al elevado número de portugueses que viven en el país luso y se han censado en diversas localidades de Ourense, y al ya archiconocido "carretaje de votos", seguirá convirtiendo a Galicia en el sistema electoral más bochornoso y ridículo del país. Estoy orgullosa de ser gallega, pero estas actitudes me resultan repugnantes y me han hecho sentir vergüenza en muchos sitios del territorio nacional.

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